Y hablando de comodidades, el anterior cura de mi pueblo Ángel-Dandy, cuando estábamos en plena recolección de la aceituna, venían muchos marroquíes, argelinos y gentes de otros países. La casa se llenaba de gente que acogía. Este cura (párroco) les daba cobijo en su casa y las familias del pueblo tuvimos que darle mantas a él porque se quedaba sin ropa en la cama por dárselas a ellas. Si eres capaz de hacer esto, obligándonos un poquito, cada uno poniendo un granito de trigo qué grandes obras se harían. Hay que olvidarse un poco de las comodidades. No pasa nada, tranquilos, se está programado para pasar frío y calor. El gran arquitecto mundialmente conocido de la Sagrada Familia de Barcelona (Gaudí), se acostaba a descansar en una habitación de los bajos de este edificio y sus alumnas le decían: “Maestro, pudiendo usted alojarse en un buen hotel cómo se acuesta en una habitación tan humilde” y él contestaba tan feliz: “Una vez que estoy acostado, estirado y relajado qué más da”.
¡Qué sabiduría y qué riqueza de alma y menuda liberación la de estas personas, pues al no estar atadas a nada, se sienten totalmente felices. A nuestro queridísimo hermano San Francisco de Asís le pasaba lo mismo, perteneció a una familia acomodada y abandonó todas sus comodidades para dedicarse de lleno a los pobres. No se pretende exigir tanto. Sólo dar un pequeño consejo a ti lector y abrirte los ojos y de algún modo ayudarte a que te des cuenta que es una tontería pensar que se es algo si se tiene mucho, que lo importante es que haya para todos.
Un abrazo de tu amiga Paquita
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